Ya se me ha pasado el cabreo.

Después del encuentro junior masculino, Ceuta-CABU, celebrado este fin de semana en Algeciras, Pepe Chacón, asistente al encuentro nos manda la siguiente carta, que reproducimos en su integridad:

No me molestan las corridas de toros aunque no soy aficionado a ellas, pero aunque fuera antitaurino y hubiera decidido no asistir nunca a ninguna, no es fácil librarse de tener la misma sensación con algunas actuaciones de “matadores” en el deporte.

Me explicaré.

El sábado 12 de marzo del corriente se enfrentaban en el coso algecireño en rango de locales el líder de la categoría Junior de la Copa Andalucía B de baloncesto, el C.B. Juventud Ceuta contra el segundo clasificado, el CABU de Ubrique, perdedor contra el equipo ceutí después de haber forzado éste la prórroga que terminaría ganando por un punto en el partido de la primera vuelta de la liga celebrado en Ubrique el 20 de noviembre del año pasado. Así las cosas, la corrida de toros… digo, el partido de vuelta al que me estoy refiriendo se presentaba interesante e intenso tanto en lo deportivo como en la honrilla que había que salvar (revancha lo llaman). Pero no pudo ser.

Desde el mismo momento en que se abrió la puerta de matadores, salieron los 2espadas2 ataviados con el traje (de pocas luces, por cierto) de la Excelentísima Ciudad Autónoma de Ceuta para brindar a su público la suerte. Suerte que ya estaba echada y que desde los primeros minutos de la función se vislumbraba que caería del lado del equipo local. Los dos árbitros eran de Ceuta! Qué desazón (qué hijoputez).

Uno va a los toros para verlos morir después de luchar por su vida en unas condiciones seguramente desfavorables, y si acaso alguno sale indultado, no lo hará sin haber recibido multitud de heridas y después de haber demostrado en cada tanda que deseaba atrapar con toda su alma al que lo está engañando continuamente… Pues bueno, el toro fue el CABU, humillando a cada pase de muleta (faltas absurdas -hasta 3 técnicas- y violaciones injustas) que fue casi lo que necesitaron dos jugadores visitantes que acabaron lesionados (una torcedura de tobillo y una rotura del radio) por la falta de rigor a la hora de sancionar las faltas caseras… no arrimarse al toro, vamos. El picador fue el señor colegiado (el principal). El banderillero, el señor colegiado (el auxiliar o sobrero). El matador, ambos. Las mulillas, los dos padres-público (animamos lo que pudimos) y el propio entrenador. Buena entrada. Casi lleno por parte local (más de 50 personas desplazadas), en su línea: animando a su equipo con todo tipo de artefactos ruidosos.

Destacar la faena (nunca mejor dicho) de los dos diestros, verdaderos protagonistas del cartel, que amenizaron la tarde y que cortaron las dos orejas y el rabo (justo los 3 puntos) que cruzaron el charco y ahora adornan las vitrinas de su club común… porque ni Dios ni el Tiempo lo impidieron.

Claro que esta es sólo mi opinión, que junto con el culo, cada cual tiene uno de cada y sólo puedo refrendarla con mi palabra, concepto tan de poco valor en los tiempos que corren, pero es mi palabra y así lo defenderé con quien quiera discutirlo, porque eso fue lo que pasó allí.

Son dos buenos equipos que saben defenderse (y atacar) en la cancha y ninguno de ellos necesita ayuda adicional, y seguramente queden primero y segundo, y seguramente vuelvan a enfrentarse en play off, y entonces… que Dios reparta suerte.

P.D.: Perdimos de 9.

Pepe Chacón.